18.11.07

La fábrica perdida

"...y ese fué mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver."
José Saramago

ampliar, original de muxfin.

A escasos 200 metros de estas bellas palabras de José Saramago presentes en el sendero literario "La arboleda perdida" en Castril (Granada), nos sorprende una vieja central eléctrica incrustada en la montaña y a la que se accede a través de un pequeño puente.
Esta central se construyó en 1908 para suministrar electricidad al pueblo, no sería mala idea que con motivo de los cien años de su construcción se rehabilitara el lugar.

Desde su interior abandonado se puede observar en la ribera contraria los 150 metros de pasarela en voladizo que ayudan a salvar el estrecho desfiladero del rio Castril

Pasarela 2, original de muxfin.

Al contrario que Jerónimo, mi abuelo no se pudo despedir de su rio ni de sus máquinas, pues una guerra y el hambre le alejaron de su tierra.

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5 comentarios:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Como siempre, preciosa la reflexión.

Muxfin dijo...

Julen, gracias por el piropo, a veces las mayúsculas nos impiden ver las minúsculas.

Unknown dijo...

El abuelo de Saramago tuvo suerte y pudo llorar por las cosas realmente importantes. El tuyo y el mio no tuvieron tanta suerte y se les agotaron las lágrimas mucho antes.

Plantemos árboles para que nuestros hijos puedan abrazarlos.

Muxfin dijo...

Telémaco, mejor ayudarles a plantarlos ellos, así los sentirán más suyos.

Unknown dijo...

Buen matiz.