Siempre es agradable que se acuerden de uno.
Un día de estos le tengo que convencer para que deje su vieja piedra y la cambie por una llamada a esos teléfonos con opciones interminables, la recursividad es la misma.
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De momento llevo un móvil escondido entre los pliegues de mi taparrabos y curiosamente... hasta que no me lo subo a lo alto de la montaña no tengo cobertura.
ResponderEliminarSoy partidaria de la telefonía fija, donde esté un teléfono de baquelita, que se quiten todos los móviles. Telémaco no se lo podría ajustar al taparabos pero le podía hacer las veces de piedra.
ResponderEliminarEs más, para algunos es nuestra piedra.
Telémaco, ¡ya he descubierto tu problema con la piedra!:
ResponderEliminarSubes la piedra, coges el móvil y los efluvios de toda una jornada sudorosa te hacen desmayar y la piedra vuelve a caer.:-)
Lula, los teléfonos de baquelita tienen la ventaja que ya han pasado por esa etapa destructora de "lo viejo" y ya se han convertido en mitos, con los que solemos ser más condescendientes.
¡Vaya!. Por si acaso lo voy a meter un rato en la lavadora.
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